Friday, November 2, 2012

Dia de muertos

Día de muertos es mi celebración favorita. Es la mas llena de color y la que más representa el espíritu de las familias de los mexicanos. Hoy escribo mi calavera con motivo de este día. 
 
Estaba un día la muerte reposando en su sillón,
cuando vió que era día de muertos,
y se puso de nuevo en acción.

Se levantó muy temprano, se puso a hacer ejercicio,
porque sabía le esperaba un largo día en su oficio.

Pasadas las doce del día la flaca se puso en camino,
se fué buscando a Angel, porque le dijeron que se había ido.

Pasada la una, llegó por fin la muerte a Tampico,
con sed y cansancio, descansó a la sombra de un farolito.

Después del descanso empezó a caminar,
y tanto anduvo la muerte hasta que se terminó por broncear.

Al cabo de un rato dió con la dirección,
abrió Pachito la puerta y entonces le preguntó.
"¡Hola Doña Pachito! ¿Como está usted?, vengo buscando a Angel,
sabrá Usted acaso, donde lo encuentro a él?"

Pachito no se inmutó, y a la huesuda le respondió
"Angel está en Morelia, está hoy con mi hermana,
si te apuras lo encuentras, está ahí hasta el fin de semana".

La muerte se despidió, se hizo de nuevo al camino,
tomó un autobus, y dejó la ciudad de Tampico.

En Morelia la muerte, menuda sorpresa encontró,
al saber que para el autobus sin dinero se quedó.

Subió a pie la cuesta, empinada y polvosa,
y al llegar a la cima, estaba toda sudada y tierrosa.

Tocó de nuevo a la puerta, preguntó por el susodicho,
y Doña Licha le dijo, "Angel se fué a Alemania,
aquí nada mas pasó de camino".
Con nada de gracia, recibió la muerte la noticia, estaba ya cansada
y Angel no aparecía.

Decidida a encontrarlo, la muerte tomó un avión,
tomó su maleta y se puso en acción. Viajo hasta Kaiserslautern,
con el tren regional, solo para encontrarse que no iba a llegar puntual.

Al fin llegó la muerte, hasta el edifcio y encontró el piso,
donde vive Angel y sus vecinos.

Con mucha ilusión de poder por fin encontrarlo,
timbró a la puerta la muerte, pero no hubo resultado.
Trató de nuevo y alguien abrió,
la muerte no hablaba Alemán, eso se le olvidó.

Con señas y manos, la huesuda se dió a entender
y de las palabras algo logró componer,
"se fué a Rusia con su mujer", la muerte no lo podía creer,
le dió media vuelta a la tierra y aún no lo encontraba a él.

Férrea como sus huesos, la huesuda no desistió,
tomó de nuevo el tren, y al aeropuerto regresó,
"Un boleto para Rusia" dijo en el mostrador.

Llegó la muerte a Rusia, mas flaca que cuando salió,
cansada y ojerosa y ya hasta sin equipaje llegó.
El sombrero roto y la gabardina rasgada,
estaba que se la llevaba la fregada.

Entro a un lugar de comida, quería algo de comer,
y todo lo que había era Vodka con Chyburiek.
Estaba la muerte comiendo, renegando de su azar,
cuando de pronto vió a Angel por la calle pasar.

Afilando la guadaña salió la muerte del local,
esperando por fin su tarea completar.

Cien metros adelante, con jovialidad y energía,
caminaba Angel disfrutando del paseo del día. Poco sabía,
que la muerte venía y que a toda velocidad, sobre sus huellas se movía.

A casi cincuenta metros, ya casi para llegar, se tropezó la muerte
y con un oso se fué a encontrar. Un oso, sí, un oso polar, de esos grandes
que dan miedo nada mas de mirar.

Nunca antes así la muerte corrió, delante de un oso polar que casi se la comió.

Muy rápido pasó corriendo y toda la gente de ella se quedaba riendo.
Y así corriendo y corriendo alguien la oyó decir, "¡maldición, maldición, esta vez pudiste huir,
pero el año que entra, conmigo vas a venir!".

Ahí va la muerte entre la estepa, con la guadaña en la mano y un oso tras su cabeza,
llora y llora porque no pudo encontrar, al costeñito al que este día de muertos salío a buscar.

FIN